Lugar de encuentro
Es ya bien conocido el dato difundido por la Fiscalía de Medio Ambiente de Asturias que, según las BRIPAS
(Brigadas de Investigación de Incendios Forestales del Principado de Asturias),
el 83% de los incendios tienen su origen en la regeneración de pasto para el
ganado. A partir de este dato incontestable que a nadie sorprende, la
percepción de la situación por la mayoría de personas implicadas en este
problema, encaja en alguna de las dos visiones que tratamos a continuación.
Una de las posturas mantiene
que lo que se quema es casi todo matorral y, por tanto, el problema
medioambiental no es tan importante como se suele presentar en los medios. A través del
fuego, los ganaderos intentan mantener el pasto accesible al ganado y que no
desaparezca o pierda calidad, dado que la baja carga ganadera que actúa sobre
éste no es capaz de realizar esta función por sí sola. Y dado que la Administración
no ayuda mucho a la limpieza del matorral con sus trabas burocráticas y
legales, en ocasiones se ven obligados a utilizar el fuego de forma
clandestina.
La
otra visión defiende que al quemarse el monte de forma ilegal, se tienen que
aprovechar las situaciones climáticas y de estado de la vegetación que
favorezcan la propagación del fuego y, esto, unido a que los incendios se
suelen concentrar en pocos días, hace que la extinción se vea a menudo
desbordada, con el resultado final de unas quemas totalmente incontroladas. Se
queman superficies muy superiores a las que necesita la cabaña ganadera en cada
zona y, con frecuencia, llega a afectar a terreno arbolado. En ocasiones, el
fuego también quema infraestructuras utilizadas en la propia actividad ganadera
como cabañas, prados, cierres, etc: todo un sin sentido.
Los
de este grupo, también sostienen que se producen graves daños medioambientales
en la medida en que se está utilizando una enorme superficie de monte, con el terreno a menudo expuesto a la erosión y, por tanto, con pérdida y empobrecimiento del suelo, así como
desregulación hídrica, con una influencia directa sobre las
inundaciones. También se produce una importante pérdida de biodiversidad y
homogeneización del paisaje y, desde luego, se hacen imposibles otros usos del
monte, que podrían complementar las rentas obtenidas con la ganadería y contribuirían a fijar la población en el
campo.
La necesidad de acercar
estas dos posturas es decisiva si se quiere empezar a encauzar el problema de
un modo realista; por ello, hemos decidido crear este lugar de encuentro, abierto
a todo aquel que quiera participar, donde proponer, consensuar y finalmente,
llevar a cabo aquellas ideas que puedan contribuir a mejorar esta situación.
Creemos que la enorme brecha existente en el modo de ver este problema por las
diversas partes implicadas: población rural, grupos conservacionistas,
forestalistas, administración, comunidad científica, etc, es el primer escollo a
superar. Pensamos que hay que crear tribunas desde donde posibilitar la
participación de todos los grupos y personas, ya que la heterogeneidad de
situaciones y problemas dentro de Asturias, hace necesario abordar el problema
a una escala más local y dinámica que la empleada en otros foros
institucionales.
La situación que vivimos en
Asturias con este problema, nos recuerda aquella parábola hindú de los ciegos y
el elefante, donde tres personas ciegas se encuentran frente a un elefante y
cada uno de ellos empieza a palpar una parte del paquidermo para poder conocer
lo que tienen entre manos. El primero concluye que es una pared, al tocarle el
torso. El segundo exclama que se trata de una serpiente, al acariciar la
trompa. El tercero añade al tocar un colmillo: "os equivocáis, es una lanza de marfil!".
Esta parábola nos enseña las limitaciones humanas a la hora de describir
fenómenos que escapan a nuestra comprensión. O como en nuestro caso, donde cada
uno lo percibe desde su punto de vista, del que nadie se quiere mover ni aceptar las otras
percepciones, por lo que no somos capaces de ponernos de acuerdo y avanzar.
Esperemos
que esta propuesta nos ayude a
escuchar e intentar comprender otras posturas, para que entre todos, seamos
capaces de reconocer al elefante, que pensamos que es una Asturias con un uso
más diverso y sostenible del monte.
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